Jordi Moreno – Ecos del Pasado Remoto

Vuestro grupo, un húsar audaz, un agente secreto, un mago, un científico loco, y una aventurera, estáis trabajando, como agentes secretos, en la embajada bávara en Viena, conjuntamente con Austria. En un par de días se celebrará una recepción donde asistirán todo tipo de invitados de la alta sociedad. Debéis velar por la seguridad de la fiesta, y también por los artefactos egipcios de la exposición, que se encuentran en la embajada. Todo esto, mientras estáis investigando un extraño asesinato en la capital.

 

 

albert-estrada-retocatCon “Ecos del pasado remoto” Jordi nos trasladó a un curioso mundo de fantasía del que pocos han oído hablar. Castillo de Falkenstein. Una ambientación steampunk de fantasía que utiliza cartas en lugar de dados, de los tiempos de cuando el steampunk todavía no estaba de moda.

Lo mejor de la aventura fue el sabor que Jordi consiguió darle, tanto por los ingredientes empleados como por su combinación. Momias egipcias, H.G. Wells, misteriosos asesinatos al estilo de lo que podríamos encontrar en las novelas de Sir Arthur Conan Doyle, etc.

Nuestras hojas de personaje eran, como dicta el libro, diarios, en los que estaban recogidos también las tablas y reglas necesarias para jugar, lo cual facilitaba no solo el desarrollo de la aventura sino también nuestra capacidad para planificar nuestras acciones sin tener que monopolizar al director de juego. Resultaba evidente que tanto la aventura como los personajes habían sido preparados con mucho cariño.

A pesar de que la aventura se alargó bastante el ritmo no decayó en ningún momento. Siempre íbamos un paso por detrás de nuestros rivales, no importa cuánto hiciésemos para tratar de anticiparnos a ellos. La confrontación con nuestra Némesis y la persecución por los tejados de Viena tubo un ritmo frenético, totalmente acorde al estilo épico y heroico que el setting requería.

La estructura narrativa era sólida, y evocaba perfectamente el tipo de historias que uno espera de Castillo de Falkenstein. Los personajes, sin caer en arquetipos faltos de originalidad, también encajaban perfectamente en estilo del relato. Las descripciones conseguían dibujar ante nuestros ojos el mundo con total claridad con las palabras justas, sin caer en el exceso de detalle ni frenar el ritmo de los acontecimientos. Los elementos de la historia también estaban muy bien ajustados. Las suficientes localizaciones, personajes y sorpresas como para que no faltase variedad, pero no un exceso que produjera desconcierto ni nos abrumara.

También, aunque no creo que forme parte en el sentido estricto de la valoración de un Narrador, quiero dejar constancia de la tranquilidad, la cordialidad y el buen rollo que Jordi nos transmitió. Mantuvo la calma aun cuando nos entreteníamos siguiendo caminos que no llevaban a ninguna parte y no hacíamos avanzar la historia y en todo momento nos dio margen para que jugásemos “a nuestro rollo” y procuró adaptarse al estilo y a las dinámicas del grupo que veía, haciéndonos sentir como en casa.